jueves, 5 de marzo de 2020

Santa Teresa de Jesús. Poema para comentar


 (1) Vivo sin vivir en mí,                   1
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
(2) Vivo ya fuera de mí
después que muero de amor;        5
porque vivo en el Señor,
que me quiso para sí;
cuando el corazón le di
puse en él este letrero:
que muero porque no muero.    10
(3) Esta divina prisión
del amor con que yo vivo
ha hecho a Dios mi cautivo,
y libre mi corazón;
y causa en mí tal pasión                 15
ver a Dios mi prisionero,
que muero porque no muero.

FRAY LUIS DE LEÓN. POEMA PARA COMENTAR

        ¡Qué descansada vida
        la del que huye del mundanal ruïdo,
        y sigue la escondida
        senda, por donde han ido
5      los pocos sabios que en el mundo han sido;
        Que no le enturbia el pecho
        de los soberbios grandes el estado,
        ni del dorado techo
        se admira, fabricado
10    del sabio Moro , en jaspes sustentado!
        No cura si la fama
        canta con voz su nombre pregonera,
        ni cura si encarama
        la lengua lisonjera
15    lo que condena la verdad sincera.
       ¿Qué presta a mi contento
        si soy del vano dedo señalado;
        si, en busca deste viento,
        ando desalentado
20    con ansias vivas, con mortal cuidado?
                   ¡Oh monte, oh fuente, oh río!
                   ¡Oh secreto seguro, deleitoso!
                    Roto casi el navío,
                    a vuestro almo reposo
             25    huyo de aqueste mar tempestuoso.

                     Un no rompido sueño,
                     un día puro, alegre, libre quiero;
                     no quiero ver el ceño
                   vanamente severo
           30    de a quien la sangre ensalza o el dinero.[...]

                                        


SAN JUAN DE LA CRUZ. POEMAS PARA COMENTAR

 


La poesía de San Juan, pese a su escaso volumen, constituye una de las más altas cimas de la literatura universal. Su producción está integrada por varias coplas de aire popular, que glosan estribillos tradicionales, y tres poemas mayores:

                  - Noche oscura del alma.
                  - Llama de amor viva.
                  - Cántico espiritual.


Los versos de San Juan de la Cruz desarrollan un único tema: la experiencia de la unión mística del alma con Dios, pero representada mediante imágenes del mundo. Es decir, al igual que el autor del bíblico libro del Cantar de los Cantares (el rey Salomón), San Juan recurre al amor entre una amante y su esposo para simbolizar el amor entre Dios y los hombres. Dicho de otro modo, presentan simbólicamente la búsqueda del Amado (Dios) emprendida por una mujer (el alma), en una naturaleza que refleja la belleza del Amado, el encuentro de ambos y su unión en éxtasis amoroso.

- Noche oscura del alma.
.
La Amada, de un modo aparentemente inmotivado, sale de su casa en mitad de la noche en busca del Amado. Avanza en ocho estrofas por las tres fases del alma: purgativa, iluminativa y unitiva respectivamente, equiparándolas a las fases de la noche, desde que se pone el sol hasta que vuelve a salir, pasando por la más profunda oscuridad de la noche cerrada. La noche se trasforma en luz una vez que ha guiado a la Amada hasta el Amado.

En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
(¡oh dichosa ventura!)
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
(¡oh dichosa ventura!)
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía.


- Llama de amor viva.
.
Esta composición, la más breve de las tres, se limita a describir el éxtasis místico. Es decir, la fase unitiva, obviando las dos anteriores.

¡Oh llama de amor viva
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva
acaba ya si quieres,
¡rompe la tela de este dulce encuentro!

¡Oh cauterio süave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida has trocado.

¡Oh lámparas de fuego
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
color y luz dan junto a su querido!


- Cántico espiritual.
.
Escrito en liras, estrofa introducida por Garcilaso de la Vega y popularizada por Fray Luis de León, el Cántico se organiza como una especie de égloga pastoril, con un planteamiento dramático: la Amada-esposa es abandonada por su Amado-esposo, lo busca, lo encuentra, y consuman la relación amorosa. Como ya se ha señalado con anterioridad, no cabe una interpretación profana de dicho argumento, ya que el poeta en todo momento pretende plasmar la idea del amor de Dios hacia los hombres, y lo hace mediante el uso metafórico de la relación entre un hombre y una mujer, como ya había ocurrido en el Cantar de los Cantares bíblico.

¿Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
Como el ciervo huiste,
habiéndome herido;
salí tras ti, clamando, y eras ido.

Pastores, los que fuerdes
allá, por las majadas, al otero,
si por ventura vierdes
aquél que yo más quiero,
decidle que adolezco, peno y muero.

Buscando mis amores,
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores,
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.

La poesía de la segunda mitad del XVI


Durante la 2º mitad del XVI, cambia el panorama cultural, artístico y literario sobre todo por la irrupción de la Contrarreforma. Tras el fracaso del proyecto imperial de Carlos V por culpa de la Reforma Protestante (a la que se adhirieron los territorios alemanes bajo su poder), y la imposibilidad de sofocarlo militarmente, España se convertirá en líder de ese movimiento de reacción católico contra el luteranismo, surgido del Concilio de Trento y que proponía (aparte de la censura y el control ideológico) el utilizar el arte y la literatura como medio para propagar y fortalecer los dogmas y preceptos de la Iglesia Católica. De ahí que la literatura se llene de contenidos moralizantes y religiosos, y que en la poesía de esta segunda parte del siglo tengamos que diferenciar ya dos corrientes

  • La lírica profana (no religiosa) continuadora de las innovaciones temáticas, métricas y estilísticas introducidas por Garcilaso en la primera mitad. El principal representante será el sevillano Fernando de Herrera.
  • La lírica religiosa, que adapta esas innovaciones a la expresión de un sentimiento religioso. Aquí encontramos a su vez dos grandes tendencias, la ascética (representada por Fray Luis de León) y la mística (con dos santos -nada mas y nada menos- como representantes: San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús)
Ahora bien, el cambio de mentalidad experimentado desde la Edad Media se percibe también en el tipo de religiosidad que se expresa, distinta a la medieval: se busca el conocer y llegar a Dios en esta vida, aquí y ahora, y como forma también de lograr la felicidad y la plenitud a la que aspira el antropocentrismo y el vitalismo renacentista.
  • La ascética busca el conocimiento racional de Dios a través de la vida sencilla y retirada, dedicada a la contemplación y el conocimiento de la Naturaleza, cuya belleza y armonía perfectas se consideran, de acuerdo con el Neoplatonismo, reflejos de la belleza de Dios Es decir, que conocer el mundo y la matemática perfecta que lo rige es una forma de conocer a Dios. Adaptan así tópicos clásicos como el Locus amoenus o el Beatus ille (que ensalza la vida retirada del mundo, despreciando lo afanes materiales) a sus inquietudes religiosas. 
    • El principal representante de la ascética será Fray Luis de León, autor sobre todo de odas -género también clásico-  en liras -estrofa creada por Garcilaso en su canción V-en las que expresa de forma bellísima estas ideas (Oda al apartamiento, Oda a la vida retirada, Oda a Francisco Salinas, que es en realidad una oda a la música).
  • La mística va un poco más allá: son poemas que tratan de expresar lo que sienten aquellos elegidos que, tras llevar una vida austera dedicada a la contemplación y el conocimiento de Dios, son premiados con el don de conocer la experiencia mística en la que el alma abandona momentáneamente el cuerpo y se funde con Dios. Por tanto, son poemas que tratan de expresar lo inefable, lo que no se puede expresar con palabras, y que además el lector seguramente no va a conocer ni experimentar: la felicidad suprema y absoluta de la fusión mística con Dios.
    • Santa Teresa tiene varias obras en prosa en las que habla de todo esto, y también escribió algunos poemas (entre ellos, el famosísimo "Vivo sin vivir en mi /  y tan alta vida espero / que muero porque no muero") pero San Juan de la Cruz lo hará casi exclusivamente a través de sus poemas, en los que emplea el amor humano como símbolo de esa unión mística. Así , tenemos poemas en los que se nos narra una experiencia amorosa entre una Amada (símbolo de alma) y un Amado (símbolo de Dios) pero que admiten una doble lectura: como poema amoroso (si lo interpretamos literalmente), o como poema religioso (si lo interpretamos de forma simbólica). Tanto es así, que San Juan tuvo que publicar unos largos comentarios donde explicaba verso por verso este significado simbólico y religioso de sus obras.
    • En sus poemas, San Juan funde sobre todo dos grandes influencias:
      • La poesía renacentista, con sus tópico clásicos (el locus amoenus, la presencia de los pastores, la expresión a través de metáforas, epítetos, etc, la expresión clara y bella)
      • El Cantar de los Cantares, libro de la Biblia en el que ya se usaba la relación amorosa como símbolo del amor entre el alma y Dios.
    • Utiliza sobre todo la lira, y, aparte de los recursos característicos de la poesía del Renacimiento, suele usar también aquellos ilógicos (contradicciones, paradojas, oxímoron) para expresar lo irracional de la experiencia mística.
    • Sus principales poemas son la Noche Oscura del Alma y, sobre todo, el Cántico espiritual, una "égloga a lo divino" donde adapta la temática-bucólico pastoril: una chica busca a su amado en un naturaleza idealizada hasta que se produce un maravilloso encuentro amoroso. Independientemente de su interpretación religioso, es uno de los poemas amorosos más bellos escritos en castellano.