El pomposo nombre con el que fue bautizada de nacimiento una de las escritoras más importantes de la literatura gallega y española
anticipa sus orígenes nobles. Emilia Antonia Socorro Josefa Amalia
Vicenta Eufemia Pardo-Bazán y de la Rúa-Figueroa, más conocida como
Emilia Pardo Bazán, fue la única hija del matrimonio aristocrático que
formaban sus progenitores. Ambos decidieron proporcionarle a su hija una
educación a la altura de la nobleza familiar, aunque estuviera fuera de
lugar para una niña de su tiempo.
La familia pasó toda la infancia de Emilia
en Galicia, concretamente en A Coruña, su ciudad natal y lugar donde
poseían algunas viviendas familiares entre las que se encontraba el Pazo
de Meirás. José Pardo Bazán, padre de la escritora y militante del
Partido Liberal Progresista y más adelante diputado de las Cortes
durante el Sexennio Democrático (1868-1874), pasaba largas temporadas en
Madrid, adonde se trasladaba el núcleo familiar cada año. Durante estas
estancias invernales, Emilia Pardo Bazán completaba su ya refinada formación en un colegio de prestigio
donde entró en contacto con la cultura y la literatura francesa, algo
que tendría una influencia esencial en su carrera posterior.
Gracias a las circunstancias excepcionales en las que creció, Pardo Bazán se convirtió en una joven de brillante formación, grandes inquietudes intelectuales
y amplia cultura literaria y lingüística. Fue muy precoz en sus hábitos
como lectora y escritora, pues compuso sus primeros versos a los 9 años
y publicó su primer cuento a los 15, Un matrimonio del siglo XIX. Lamentablemente, la España de ese siglo no estaba preparada para una mujer tan avanzada a su época y no pudo asistir a la universidad por estar prohibida la presencia de mujeres en las aulas.Fue
muy precoz en sus hábitos como lectora y escritora, pues compuso sus
primeros versos a los 9 años y publicó su primer cuento a los 15.
Pardo Bazán se casó en 1868, a los 16 años, inaugurando un matrimonio fruto del cual nacerían sus tres hijos y que nunca le impidió seguir adelante con su vocación de poeta y escritora.
En 1869, su padre dejó Madrid y toda la familia emprendió un viaje por
Italia y Francia que expandió todavía más los horizontes culturales de
la autora.
Entre sus primeras producciones literarias destacan obras de ensayo y
poesía. Pardo Bazán profesaba una gran admiración a otro literato y
gallego ilustre del siglo XVIII, Benito Jerónimo Feijóo, sobre el que
escribió una obra de análisis crítico. Con él compartía esa vocación de
ir siempre un paso por delante de sus contemporáneos. Por otro lado, en 1881, Emilia publicó una obra poética titulada Jaime,
como su primer hijo, en la que demostró sus habilidades líricas y que
fue el resultado del trabajo conjunto con su gran amigo Francisco Giner
de los Ríos.
Si bien Pardo Bazán cultivó numerosos géneros literarios, fue en la narrativa donde la autora se reveló más prolífica.
A principios del siglo XIX, y así como sucedía en casi el resto de las
artes, los escritores españoles se movían dentro de los cánones del
Romanticismo. Los románticos habían revolucionado el panorama literario
con su ruptura frente a las convenciones neoclásicas, pero hacia 1850 la
idealización de la realidad y las pasiones exaltadas que veneraba el
romanticismo fueron superadas por una nueva corriente literaria. Desde
el otro lado de la frontera norte de la Península llegó la influencia del realismo, cuyas nuevas normas desplazaron el agotado romanticismo.
Naturalista y feminista
Fue en mitad de esta nueva corriente
donde se desarrolló la producción novelística de Pardo Bazán, que
estaría fuertemente influenciada por el realismo y el naturalismo
francés. A finales de 1870 ya habían aparecido sus primeras novelas, pero fue a partir de 1882/83, con la publicación de Una cuestión palpitante, cuando dio un giro definitivo con sus análisis de la obra de Émile Zola y la defensa de un naturalismo a la española.
La primera novela que confirma esta tendencia es La Tribuna. Publicada en 1883, está considerado como el primer ejemplo del naturalismo en España,
con una gran carga de contenido social. El argumento pone en primer
plano la historia de una mujer que trabaja como cigarrera en una fábrica
de Marineda –la A Coruña ficticia de Pardo Bazán–, utilizando el
personaje para tratar los problemas, las condiciones de vida y la existencia general de la clase obrera. A lo largo de la década de 1880 publicó otras novelas de corte naturalista como La dama joven (1885) o Los pazos de Ulloa (1887), una de sus obras más célebres.
Los últimos años del siglo XIX fueron un periodo de cambios para la
escritora. Se materializó la separación de su marido y su literatura
empezó a alejarse del naturalismo para acercarse a cuestiones de la vida
real, como por ejemplo la situación de la mujer en la sociedad
española. Una de sus citas más conocidas aparecida en La mujer española (1890) es la que encierra la idea, entonces radical, de que las mujeres no nacían con el único propósito de ser madres:
"todas las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos. El ser
humano no es un árbol frutal que sólo se cultive por la cosecha." Emilia Pardo Bazán fue una firme defensora de los derechos de las mujeres.
Uno de los mayores ejemplos fue el proyecto de la Biblioteca de la
mujer, con el que se propuso hacer llegar al público femenino obras que
transmitían tanto conocimientos como conceptos progresistas sobre la
situación de la mujer. Algunos de los títulos que se publicaron bajo su
paraguas fueron La esclavitud de la mujer, de John Stuart Mill o La mujer frente al socialismo, de August Bebes, entre muchos otros.
"Todas
las mujeres conciben ideas, pero no todas conciben hijos. El ser humano
no es un árbol frutal que sólo se cultive por la cosecha."
En paralelo a este proyecto feminista, Pardo Bazán también fundó una revista en 1890que dirigía y escribía ella misma: Nuevo Teatro Crítico.
En sus publicaciones, entre las que había ensayos, críticas o noticias
de actualidad, se plasmó su interés por las cuestiones políticas y
sociales del país y una voluntad expresa de dejar constancia de la vida
cultural de la sociedad de su época.
Pasión literaria
Puesto que la autora gallega tenía entre sus círculos habituales a intelectuales, escritores y periodistas
de la época, también fue en estos grupos donde estableció relaciones
amorosas tras su separación. Se sabe que mantuvo relaciones esporádicas
con el escritor Narcís Oller y el empresario Lázaro Galdiano, pero su relación más sonada fue con Benito Pérez Galdós,
un vínculo del que se han conocido muchos detalles gracias a la extensa
correspondencia que intercambiaron ambos escritores entre 1883 y 1915.
Las cartas muestran cómo lo que empieza como una relación de admiración
de la gallega hacia el canario termina en una tórrida relación con mucho
respeto mutuo, tanto personal como profesional. Mantuvieron un romance
clandestino que les llevó de viaje por España y por Europa en varias
ocasiones, donde los autores podían dar rienda suelta a su amor sin
esconderse en una pasión que, hacia el final de sus vidas, se transformó en una sólida amistad.
Durante los últimos años de su vida, la escritora recibió numerosos reconocimientos. Se convirtió en la primera mujer socia del Ateneo de Madrid en 1905 y fue nombrada catedrática de Literatura Contemporánea en la Universidad Central.
El 12 de mayo de 1921, una complicación de la diabetes que sufría
terminó con una vida vivida con total libertad, en la que una mujer
nacida a mediados del siglo XIX se había convertido en uno de los
grandes referentes de la historia de la literatura española.
https://historia.nationalgeographic.com.es/a/emilia-pardo-bazan-escritora-feminista-pionera-naturalismo_16971