En esta entrada analizaremos en qué consisten exactamente los
microrrelatos y cuáles son las claves para escribirlos.
1. Sé breve
El microrrelato es un historia de ficción muy breve, tan breve que
apenas necesita unas líneas para ser contada (por norma general tiene
entre cinco y doscientas palabras).
2. Navega entre géneros
El microrrelato no es un género narrativo al uso. Tiene también su
parte poética, a veces, por lo tanto, cuando escribas
microrrelatos, siéntete libre para experimentar.
3. Condensa
El microrrelato ha de ser capaz de condensar una historia a pesar de
no contar con muchas palabras. Esto no quiere decir que tengamos que
resumirla. Más bien todo lo contrario: el microrrelato es tan solo la
punta del iceberg de una historia mayor. Consiste en sugerir al lector
para que sea él quien rellene los huecos, quien imagine todo lo que no
contamos.
Tenemos que encontrar el momento clave de la historia que ha de ser mostrado en el microrrelato. ¿Cuál es el momento álgido de la historia?
Seguramente con la respuesta podrás construir tu texto.
4. Usa las elipsis
El microrrelato, aunque sí tiene una estructura, no cuenta con
espacio suficiente para la clásica distribución de
presentación-nudo-desenlace. En el microrrelato saltamos directamente
dentro de la acción, del acontecimiento.
5. Precisa
Intenta que no sobre ni falte
nada, que cada palabra esté donde debe y que se trate de la palabra
correcta. Busca sinónimos si hace falta, elige siempre la que evoque
aquello que quieres transmitir, vigila la sonoridad del texto… Tendrás
que revisarlo unas cuantas veces hasta alcanzar el resultado que
persigues, pero al ser una narración tan breve, puedes dedicarle más
tiempo.
Tampoco debes usar muchos personajes o lugares, ni contar algo que
transcurra en un largo espacio de tiempo. Se trata de lanzar una idea
simple al lector, no hay tiempo para desarrollarla, así que usa el menor
número de elementos posible.
Por ejemplo, en el siguiente microrrelato atribuido a Ernest Hemingway, los elementos son mínimos, como veréis: “Se venden zapatitos de bebé, nunca usados”.
6. Muestra lo que quieres contar
Es posible que tengas una idea extensa para desarrollar en un
microrrelato. No lo cuentes en el microrrelato. Muéstralo a través de una
escena concreta.
7. Dale al lector algo en lo que pensar
El microrrelato tiene que dibujar en la mente del lector una escena
evocadora, con mucha fuerza, y el final ha de impactarle de manera que
su imaginación no se detenga ahí, sino que siga trabajando una vez haya
concluido la lectura.
8. Usa un giro final
Una buena forma de dejar ese poso en el lector es a través del giro
final, como en el siguiente ejemplo de Stace Budzko, titulado “Por qué
yo no uso agenda”: “Escrito en su calendario en el día de la muerte de mi padre, dos palabras: llamar hijo”“.
Este giro también puede funcionar del mismo modo que los chistes,
explicando todo lo que hemos leído anteriormente, como en el siguiente
microrrelato de B. Mistoda: “No quise continuar con mi investigación
sobre el cáncer porque me di cuenta de que, incluso aunque podría haber
acabado por perfeccionar la cura, nunca le habrían puesto mi nombre,
Eddie Spaghetti”.
Otra solución es dejar un final abierto, una frase que invite a la
reflexión o lanzar una pregunta al aire para dar al lector algo en lo
que pensar. Por ejemplo, “Una inmortalidad”, de Carlos Almira: “El poeta
de moda murió, y levantaron una estatua. Al pie grabaron uno de los
epigramas que le valieron la inmortalidad y que ahora provoca la
indiferencia o la risa, como la chistera, el corbatín y la barba de
chivo del pobre busto. El Infierno no es de fuego ni de hielo, sino de
bronce imperecedero”.
9. No te olvides del título
Si cada palabra cuenta, el título no podía ser menos. Es un espacio
maravilloso que puedes emplear para aportar luz y nuevos significados
sobre el texto. Trabaja también esta parte del microrrelato.
Por ejemplo, fíjate en el siguiente microrrelato de David Joseph: “La
añoro más que a las otras”. Es un microrrelato muy simple, que por sí
mismo no acaba de evocar tanto como cuando leemos su título,
“Poligamia”. Es entonces cuando el texto cobra otro sentido.
10. Atrapa al lector
La estructura perfecta para un microrrelato consiste en lo siguiente:
empieza intrigando al lector, lánzalo en medio de una acción o una
imagen evocadora que le lleve a seguir leyendo porque quiere saber qué
ocurre. Es como un misterio. El lector sigue leyendo y se encuentra, de
repente, con un giro o un final sorprendente, algo que arroja luz sobre
las palabras anteriores y lo deja noqueado. Finalmente, la última frase
lo invita a la reflexión (el poso del que hablábamos antes).
Fíjate, por ejemplo, en este precioso microrrelato de Paz Monserrat Revillo titulado “Herencia”: “Antes
de ponerse el pendiente frotó el metal que rodeaba el zafiro con un
bastoncito impregnado en líquido para limpiar plata. Cientos de estratos
de tiempo levantaron el vuelo dejando la superficie luminosa y desnuda.
Se acercó, curiosa, y la joya le devolvió el rostro adolescente de su
abuela probándose el pendiente ante un espejo”.
11. Usa referencias conocidas
Si quieres, también puedes usar un pequeño truco para ganar “espacio”
en el microrrelato. Si usas personajes famosos, eventos históricos,
situaciones literarias conocidas… no tendrás que explicarlas porque el
lector ya las conoce.
Para explicar mejor este punto, os dejo un microrrelato de mi propia cosecha sobre un famoso detective, a ver qué os parece: “Watson
contempló desolado la escena del crimen. Sin pistas, sin sospechosos,
el único detective capaz de resolver aquel misterio, yacía muerto a sus
pies”.
12. Escribe, edita y recorta
No intentes conseguirlo a la primera. El microrrelato es breve, pero
requiere mucho trabajo. Escribe primero la historia lo mejor que puedas y
luego revisa y recorta hasta que consigas esa pequeña pieza de
relojería que es el microrrelato.
Hasta aquí las claves para la escritura de microrrelatos. ¿Qué os han parecido? ¿Os animáis a intentarlo?
Os dejo unas infografías con los consejos.