Cuando los padres y las madres permitimos que un niño/a haga algo que puede hacer, necesitamos trabajarnos la tolerancia al error, a la imperfección y al fracaso. También a la paciencia. Muchas veces hacemos cosas por ellos/as porque las hacemos más rápido y no les permitimos ensayar, practicar, experimentar y, en definitiva, poner a prueba sus herramientas. Priorizamos el resultado y no el aprendizaje que solo se produce durante el proceso.
El día a día ofrece muchas oportunidades para favorecer que los niños y las niñas habiliten estrategias y habilidades, que de otro modo, no aprenderán.
En cuanto a favorecer la autonomía en el ámbito más emocional y psicológico, también debemos hacer un ejercicio de soltar un poco el control y permitir que el niño/a elija todo aquello que pueda elegir, y que tome decisiones."
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