PRINCIPALES GÉNEROS NOVELÍSTICOS
Durante
el siglo XVI el género narrativo tiene un éxito sin precedentes, destacando una
novela idealista de ficción que era utilizada como entretenimiento por esos
nobles y burgueses que empiezan a interesarse por la cultura en ese siglo.
La prosa
narrativa del siglo XVI presenta una gran variedad en la que destacan
diversos géneros novelísticos caracterizados por su tono idealista y cuya finalidad era servir de entretenimiento a la nobleza y la burguesía.
Los principales géneros novelísticos renacentistas son:
1.
Novela de caballerías. Narra
las aventuras de un caballero andante que recorre el mundo enfrentándose a
seres fantásticos en defensa de la justicia y la lealtad, y para demostrar el
amor a su dama. Destaca el Amadís
de Gaula.
2.
Novela bizantina. Narra
las aventuras de una pareja de jóvenes enamorados que se ve obligada a
separarse, emprendiendo un largo viaje para reencontrarse. A lo largo del viaje
se enfrentarán a peligrosas aventuras. Destaca Los trabajos de Persiles y Sigismunda,
de Cervantes.
3.
Novela pastoril. En
estas obras, en las que a penas hay acción, unos pastores cultos e idealizados
cuentan sus desventuras amorosas en una naturaleza idílica. Destaca La
Diana, de Montemayor, y La Galatea, de Cervantes.
4.
Novela morisca. Narra aventuras entre moros y
cristianos en los tiempos de la Reconquista.
Todos estos subgéneros novelísticos se caracterizan por
su tono idealista, que implica una
serie de características
comunes:
1. Aparecen personajes y sucesos inverosímiles (pastores cultos, sucesos maravillosos...).
2.
Ambientes y paisajes idealizados según los gustos de la época:
naturaleza idealizada, gusto por parajes
exóticos y lejanos.
3. Abundancia
de estereotipos: caballero
andante siempre heroico, pastores siempre son
cultos...
Sin embargo, los mayores logros de la narrativa renacentista se deben a dos
obras que no se pueden encuadrar en
ninguno de estos géneros. Son El Lazarillo de Tormes, que inicia la novela
picaresca, y Don Quijote de la Mancha, que sentó las bases de la novela moderna.
EL LAZARILLO DE TORMES
A mediados del siglo XVI se publica El Lazarillo de Tormes, una obra anónima y que inició el género conocido como novela picaresca. El Lazarillo es una obra realista de crítica social que contrasta con la novela
idealista de moda en la época.
Debemos destacar los siguientes
elementos de El Lazarillo:
• Autor. Aunque hay diversas teorías
lo cierto es que se desconoce el autor de la obra,
ya que
ocultó
conscientemente su nombre por las críticas que hace a la Iglesia en el libro.
• Argumento. Toda la obra está estructurada como una
enorme carta que Lázaro escribe a un personaje desconocido al que se refiere
como “Vuestra Merced” para
explicarle su situación actual en la que
corren rumores sobre la infidelidad de su mujer con el Arcipreste que le da
trabajo. Para que se entienda esta situación, Lázaro relata los aspectos más
importantes de su vida: sus orígenes humildes y sus vivencias con diferentes
amos, entre los que destacan un ciego cruel, un clérigo avaricioso y un
escudero pobre obsesionado por la honra.
• Estructura. La obra se divide en un prólogo y siete tratados, en los que
Lázaro sirve a varios amos. Su extensión
es muy diferente: los tres primero son mucho más largos, posiblemente
porque son los más importantes, ya que
forman la personalidad del protagonista.
Algunos rasgos de El Lazarillo se convertirán en características
de la novela picaresca:
1.
El protagonista narra su vida en
primera persona, contándonos desde el presente cómo ha llegado a esa situación y las
dificultades por las que ha pasado.
2.
El protagonista es un antihéroe
que va aprendiendo y evolucionando de sus experiencias. Procede de una familia sin honra y
la sociedad en la que vive exige que robe, mienta y sea espabilado para poder sobrevivir.
3. Realismo en los personajes, los
ambientes y las situaciones, lo que contrasta con las novelas idealistas de moda en la época.
4. Se lleva a cabo una crítica de la sociedad de la época.
5.
El final de la novela es abierto, lo que permite escribir continuaciones.
LA PROSA EN EL SIGLO XVII
Muchos
de los géneros narrativos del siglo XVI prácticamente desaparecen en el XVII:
libros de caballerías, novelas pastoriles, etc. Sin embargo, otros, como la
novela picaresca, tienen ahora un gran desarrollo. También tiene gran
importancia la novela corta al modo italiano, tras la publicación de las Novelas
Ejemplares de Cervantes en 1613. De hecho, la figura más relevante de
la prosa española no es precisamente Cervantes, quien publicó la mayor parte de
su obra en este siglo.
Por
otra parte, destacan los libros didácticos, muy numerosos en esta centuria y de
temas muy diversos: historia, política, religión, filosofía, moral, estética,
economía…
LA NOVELA PICARESCA
Rasgos de la novela picaresca
Rasgos de la novela picaresca
Las novelas picarescas comparten una
serie de rasgos ya presentes en el Lazarillo de Tormes y en el Guzmán de Alfarache:
1) Uso de la autobiografía para
relatar de manera organizada una serie de aventuras.
2) El servicio a varios amos.
3) La justificación de toda la
narración por el final
4) Los orígenes innobles del
protagonista
5) La evolución del personaje desde
la niñez hasta la madurez.
6) El punto de vista único, pues los
hechos se cuentan siempre desde la perspectiva del pícaro
narrador.
7) La alternancia de fortunas y
adversidades en la vida del protagonista.
8) Los frecuentes viajes del pícaro,
que sitúan la acción en distintos lugares.
9) Existencia de un destinatario
ficticio al que se supone que el pícaro dirige el relato escrito
como una cara y a quien intenta convencer de las razones de su actitud: ante él
y ante los lectores pretende, con diferentes excusas, justificar su
comportamiento.
El
personaje del pícaro se caracteriza
por su ambición de prosperar socialmente como forma de escapar de su miserable
condición. Las novelas picarescas retratan con ello la grave situación social
de las ciudades españolas del siglo XVII, en las que abundan mendigos,
desocupados y vagabundos.
La
novela picaresca del XVII, basándose en el modelo del Lazarillo, va a tener, no obstante, rasgos diferenciadores:
a)
La acción se carga de discursos
moralizantes que generan un proceso de “desnovelización”.
b)
El fino humor del Lazarillo es sustituido por una visión desolada de la sociedad y por un agrio pesimismo.
c)
Un amargo resentimiento sustituye a la sátira benévola.
d)
La orientación realista del Lazarillo se transforma en estilización deformadora de la realidad, es decir, se muestra la
realidad deformándola para destacar solo sus aspectos más negativos, grotescos
o crueles.
Numerosas
y variadas son las narraciones picarescas publicadas en el siglo XVII. Las más
importantes son el Guzmán de Alfarache
de Mateo Alemán y El Buscón de Francisco de Quevedo.
Guzmán
de Alfarache de Mateo Alemán
Se
publicó en dos partes, la primera en 1599 y la segunda en 1604. Su autor, el
sevillano Mateo Alemán (1547-1615?), llevó una vida difícil, estuvo varias
veces en la cárcel, emigró finalmente a México en 1608 junto a su amante y allí
debió de morir. El Guzmán de Alfarache tuvo un gran éxito desde su publicación y
su importancia fue muy grande, no sólo como modelo del género picaresco, sino
también para el desarrollo posterior de la novela. De hecho, fue muy leída
durante los siglos XVII y XVIII en Francia y en Inglaterra.
La
novela tiene un argumento
típicamente picaresco: Guzmanillo, hijo de un mercader tramposo y afeminado y
de una mujer adúltera, llega a ser consumado ladrón, se arrepiente y vuelve a
reincidir en diversas ocasiones en una sucesión de estafas, fraudes y trampas,
para terminar condenado a galeras. Allí de nuevo se arrepiente y dice que
escribe su vida como ejemplo de lo que no debe hacerse.
El
Buscón de Francisco de Quevedo
La
joya literaria del género picaresco es una obra de Quevedo, Historia
de la vida del Buscón llamado don Pablos, ejemplo de vagabundos y espejo de
tacaños, publicada en Zaragoza en 1626, aunque fue escrita bastante
antes.
Argumento
Pablos
comienza el relato de su vida por sus orígenes deshonroso: es hijo de un
barbero ladrón y de una hechicera, sospechosos ambos de conversos. Muy joven,
entra como criado del hidalgo don Diego Coronel y juntos estudian en Segovia y
en Alcalá de Henares. Allí, Pablos, tras ser burlado, decide ser “bellaco con
los bellacos, y más, si pudiese, que todos”.
El
protagonista prosigue la narración con su aprendizaje de la vida picaresca, que
alterna con intentos fallidos de regeneración y ascenso social, como el
frustrado matrimonio con una dama rica o un periodo de poeta y actor.
Finalmente, convertido en criminal y perseguido por la justicia, decide irse a
América.
Características
El Buscón se ha calificado de novela picaresca por tratarse de
un relato autobiográfico ficticio de un personaje miserable. Sin embargo, la obra introduce tantas modificaciones en
el género que se discute su clasificación como novela picaresca.
Coincide
con el Lazarillo y el Guzmán en la forma de carta y en rasgos como el origen bajo del pícaro, su afán de ascenso social, el hambre como móvil
de sus acciones. Pablos, el pícaro protagonista, cuenta episodios de su
vida, pero los diversos sucesos narrados no van unidos con la finalidad de
explicar algo, sino que son una serie de
escenas en las que el escritor despliega toda su maestría verbal. Tampoco hay en Pablos una evolución en el
personaje como la que veíamos en Lázaro de Tormes. Como éste, Pablos
aprende y gasta a otros las mismas bromas de las que ha sido antes víctima,
pero interiormente nada cambia en él, es siempre el mismo personaje. Igual
ocurre con el resto de los personajes: son tipos que sirven a Quevedo para
conseguir efectos humorísticos. De ahí que muchos de ellos terminen por ser
puras caricaturas. El Buscón pretender atraer la atención hacia el lenguaje y revelar
la agudeza de su autor. Cuando un episodio está agotado el narrador pasa a
otro asunto para mostrar otra vez su sutileza e ingenio.
En
cuanto al contenido, Quevedo critica en El Buscón el ansia de ascenso social y
la pretensión de conseguir un título de nobleza. El protagonista, hijo de
un barbero ladrón y de una bruja, sospechosos ambos de conversos, nunca lo
logra: es siempre castigado cuando intenta hacerse rico o pasar por noble.
Quevedo muestra, pues, en esta obra su oposición
a la movilidad social, defendiendo que cada uno permanezca dentro de su
condición social de origen.
Estilo
El
estilo de la prosa de Quevedo se caracteriza por su agudeza lingüística, su tendencia constante a la exageración, la caricatura basada en comparaciones
hiperbólicas, etc. Muchos rasgos propios de conceptismo pueden observarse
también en su prosa: contrastes, paradojas, hipérboles, equívocos y dilogías,
polisemias, paronomasias, elipsis, juegos verbales diversos… Esta profusión de recursos obedece a una
necesidad expresiva: provocar efectos
cómicos que, junto a la esperpéntica galería de personajes, son fruto del
espíritu mordiente y burlón de Quevedo.