Entonces Confucio les respondió lo siguiente: “Si
el lenguaje carece de precisión, lo que se dice es falso. Si lo que se dice no es verdadero, entonces las actuaciones tampoco son verdaderas. Y si no hay actuaciones (obras) verdaderas, entonces no florecen el arte ni la moral. Si no florecen el arte y la
moral, entonces no existe la justicia. Si no existe la justicia, entonces la nación no sabrá cuál es la ruta a seguir: será una nave en llamas y a la deriva. Por esto, cuando se trata de gobernar una nación, lo más importante es la precisión del lenguaje”.